jueves, 15 de septiembre de 2011

SE LLEVAN LAS TRENZAS


A razón de los hechos narrados aquí por Su Santo, y que os transcribe: 

Diario
2


Ayer por la noche estuve a punto de perder la poca dignidad que me queda. Pilar se estaba arreglando para salir a dar una vuelta. Yo la oía desde el comedor proferir quejas persistentes a propósito del pelo ingobernable que se le había quedado por irse a dormir con el cabello mojado. Al poco apareció en el comedor y me preguntó si yo sabía hacer trenzas. Normalmente no hubiera acudido a mí para semejantes menesteres, habría echado mano de su hermana Maribel, que vive en el piso de arriba, pero mi cuñada estaba asistiendo a una de las doscientas cincuenta bodas a las que acude al año. No entraré ahora en detalles al respecto porque no procede, pero sólo apuntaré que lo de mi cuñado y mi cuñada es para realizar un estudio serio. Quiero decir que si las estadísticas que esta misma semana han salido a la luz indican que el número de bodas se ha reducido notablemente a causa de la crisis, no entiendo cómo es posible que ellos asistan cada años a más. Estoy por pensar que son la clase de personas que no saben decir que no, y aceptan asistir a la boda del primero que se lo pide, aunque no lo conozcan de nada.


"Póngame un cortado con la leche natural, por favor". "Marchando. Por cierto, el yerno de un cuñado lejano se casa, ¿su mujer y usted quieren asistir al enlace?" "Pueeeees.... vale... cuente con nosotros".Bueno, prosigo que me voy por los cerros de Úbeda. Evidentemente de entre todas las manualidades que he practicado en la vida, hacer trenzas no es una de ellas. Así que le dije a Pilar que ni sabía ni quería saber. Y entonces pasó lo que pasa siempre: que empezó a lamentarse, que no podía salir a la calle con el aspecto de Albert Einstein, que el saber no ocupa lugar, que hemos ser solidario cuando nos salen al paso dificultades como ésa, etcétera. En resumen, como soy un hombre que tiene la personalidad de un Argamboy, al final accedí a aprender a hacerle la trenza. Nos pusimos ambos frente al espejo del lavabo, y se presentó el primer inconveniente: mi mujer es ligeramente más alta que yo, y encima calzaba unos zapatos con un tacón que parecía la pértiga de Sergei Bubka, y por tanto a duras penas llegaba yo a su nuca. Entonces me sugirió que me subiera encima del pequeño retrete de Martina. Lo hice. Me indicó cómo debía hacer la trenza: coger tres matas de pelo más o menos del mismo grosor e ir cruzándolas alternativamente. Entonces alcé la vista y cuando me vi reflejado en el espejo con las tres matas de pelos en las manos, en lo alto del el váter rosa de mi hija, pensé que si aceptaba hacer eso lo próximo que me pediría sería pintarle las uñas de los pies y hacerle las ingles, de manera que dije que no, no y no, y salté del váter y me fui de allí a la carrera y me puse a buscar por casa tabaco de mascar y bicarbonato para echarme unos buenos eructos de camionero.
By Pinterest

Artemisa debe alegar unos cuantos datos en su defensa.

  1. Su leonina melena tras los excesos del verano, sin previo paso por la peluquería sigue ingobernable
  2. Tampoco es para tanto!!!! pedirle a tu Santo su colaboración “peluquil”, además experiencia no le falta, lleva peinando y poniéndole pasadores al cachorro humano y a su rizada melena dos años ya (aunque el cachorro esté a punto de cumplir cuatro años, fue calva la mitad de su vida, para su suerte)
  3. El saber no ocupa lugar.
  4. Podía haber sido mucho peor, Artemisa aún no ha osado pedirle a su Santo que le coloque la Henna, que ríete tú de poner un simple tinte.
  5. El amor no tiene límites, ni entiende de oficios.
  6. Si el orinal fucsia del cachorro era poco apropiado, siempre estaba la opción coger la silla roja infantil de Ikea.

13 comentarios:

  1. Tu di que sí, de vez en cuando colaborar en este tipo de tareas nunca está de más, jeje.
    Alex alguna vez me ha ayudado a plancharme la parte de atrás del pelo, cuando yo he perdido los nervios o cuando estuve con la tendinitis, yo a cambio le hago las piernas a cera, jajaja xD.
    Las trenzas en sí no me dicen demasiado, pero espero poder tener, algún día, el pelo lo suficientemente largo como para llevarla al estilo Tomb Raider :P.

    Molts petonets futura super tieta!!!!!

    ResponderEliminar
  2. Le doy la plancha a mi santo y sale huyendo hasta la Patagonia, jejeje Mañana sabremos si es niño o niña, por Dior que sea niña!!

    ResponderEliminar
  3. Ja, ja, ja, pues anda que no perdemos la dignidad nosotras por ellos. En fin, seguro que si le insistes otro día alomejor lo convences.

    www.mepasoeldiacomprando.com

    ResponderEliminar
  4. Al mío ni se me ocurre pedirle que me haga una trenza. Hace tiempo le pedí que me peinara y me dio unos tirones... todavía me duele!! Y eso que tengo el pelo más o menos liso y no se me enreda.
    Tengo bastante con pedirle que me limpie las vigas y mate los bichitos.
    Pero estoy de acuerdo con tus alegatos, tu santo debería haber hecho el esfuerzo y hacerte la trenza. Rachel dixit.
    Besos!

    ResponderEliminar
  5. Así que se puso rebelde,eh??
    Dale caña Artemisa! y tú ponte mascarilla,por Dior!
    Estoy yo para ir hablando : il mio marito ni peina a las cachorras!y más les vale,porque todo su talento lo canalizó hacia los pentagramas...
    Aquí estoy,forrando unos cunatos libritos más,tan ricamente...con un dolor de espalda!
    Petonets,Carmen

    ResponderEliminar
  6. Me meo con vosotros dos! Ya os imagino...
    Ligeramente más alta que yo, dice,jejeje. Ligeramente es poco. He de decir en defensa de tu santo, que yo tampoco se hacer trenzas. Es cierto que he estado años peinando a mi peque (ahora ya se peina sola) y solo hacia moños y colas.
    Petonets, Jose

    ResponderEliminar
  7. Recuerdo esa escena y ya le comenté algo a tu santo al respecto, jajaja. Antes de pedirle al mío que me haga una trenza, directamente me pongo un turbante. Si le pido que me abroche un collar puede estar horas y horas dándole vueltas con sus torpes manazas, hasta que me lo tengo que poner yo misma viéndolo del revés en el espejo y tocándome el pecho con la barbilla. En fin...

    ResponderEliminar
  8. ¡¡Diossss... por un momento me he imaginado a Mr. J haciéndome las ingles...!!
    Creo que prefiero que me arranquen las uñas... Sí. Sin lugar a dudas... ;)

    Muas
    morethanchic.com

    ResponderEliminar
  9. Yo prefiero raparme .
    Efectivamente el amor no tiene limites

    ResponderEliminar
  10. Ja, ja, ja, muy bueno. Ni me planteo pedirle a mi santo que me haga una trenza, para él es causa de divorcio directo :).

    Bss.
    http://melancora.blogspot.com

    ResponderEliminar
  11. jajaja, me encanta mi m es del mismo clan, que ni se me ocurre pedirle algo de eso!
    Besos preciosa,
    xesetec

    ResponderEliminar
  12. Carrie, creo que con el tema trenzas tengo la guerra perdida!!! Mi próximo objetivo en enseñar al cachorro, jejejej

    Rachel, que le vamos a hacer, nosotras si nos lo pidieran lo haríamos sin dudarlo, o no?

    Carmen, pues estoy por confesar que él la peina mejor que yo, no se lo digas a nadie.

    Jose, moños y colas tu eres un Llongeras en potencia.

    Virginia, hay los collares eso nos da para otro post, jejejej gracias por la idea

    Ingrid, ya será menos, jejeje

    Cristina, repito si a nosotras nos pidieran algo semejante lo haríamos sin ninguna objeción

    Lynn, esta claro que nos peluqueros heteros no existe, jejejej

    Xesetec, yo también he aprendido la lección, pero al menos nos hemos echado unas risas, jejej

    Gracias chicas y Jose

    ResponderEliminar
  13. Jajaja!!!!.... Que gracioso!!.. Como me he reído!!... Te sigo!!

    ResponderEliminar