En el colegio del cachorro, y en la mayoría de la zona, una semana al año, les toca ser protagonistas, actividad que consiste en que los compañeros de clases “coreen” a voz en grito “protagonista” cada vez que entra el homenajeado por la puerta, o éste ejerce de
assistant del profesor durante la semana que dura el reinado, además de llevar todos sus juguetes favoritos a la clase. Pero lo mejor es el protagonismo “obligado” de los padres, así que si en P3 tocó preparar montaje fotográfico con los momentos estelares de su vida (primer baño, primeros pasos, la familia, comidas favoritas…), este año la cosa se pone más interesante, y hay que buscar una actividad, manualidad o wathever a realizar con tu hijo y sus amiguitos un viernes tarde de 3 a 4.30. Ahí es nada!!! Artemisa tras descartar ideas como; enseñar a las niñas a hacerse la manicura (francesa incluida), o un “taller de trenzas” en el que los niños hiciesen trenzas a las niñas, con el fin de evitar disgustos maritales posteriores como aquí, tuvo que buscar ideas de mayor aceptación, así que tras mucho pensar decidió que hacer galletas de las fáciles (con 4 ingredientes, hechas aquí) y posterior decoración con Bob Esponja o Hello Kitty, podía ser una solución viable. (Gracias a Rachel por la inspiración aquí, y gracias a Ingrid por dar a conocer estas galletas, in live)Así que allí se plantaron los papás del cachorro con su arsenal de moldes, pinceles de silicona, obleas comestibles, ilusión, paciencia, harina, azúcar, huevos, mantequilla, un poco de nervios, y la impresión que causa siempre tener que hablar en público, aunque el público solo midiera un poco más de un metro.
Suerte que Artemisa, de vez en cuando es previsora, y la noche anterior pensó en llevar unas cuantas galletas ya horneadas y con las obleas enganchadas, para enseñar el producto final, así captar la atención de 25 cachorros y mostrarles lo maravillosa que es la cocina (se las comieron en 30 segundos). Asimismo también llevó galletas sin oblea, para que éstos mientras se horneaba la masa se pudieran entretener en pegarlas, y menos mal!!! Empezaron la casa por el tejado, pero mejor así, ya que el horneado final no fue el deseado. Artemisa, en su defensa, debe decir que es muy difícil llevar a cabo una actividad con 25 niños descontrolados, hornear en un horno de gas que no es el tuyo habitual, y encima el tiempo en tu contra. Así no se puede.
Sin embargo todos se lo pasaron muy bien, y pese a que Artemisa estaba un poco preocupada por “quedar” fatal delante de los niños y la profesora, la actividad salió medianamente bien, y todos disfrutaron mucho.
Os deja las conclusiones obtenidas:
- Los niños, aunque sean niños, son todos muy diferentes y con personalidades ya marcadas desde tan tierna edad.
- Hay niños que con 4 años no hablan. Artemisa supone que no tendrían nada que decir, aunque ante la pregunta abierta; “xxxx” te has comido la masa cruda? No había muchas respuestas posibles.
- Tras un rato rodeada de cachorros que o bien se peleaban por el mismo molde, se comían la harina, chupaban el azúcar, comían masa cruda, amasaban sin haberse lavado las manos previamente, no respetaban los turnos y mil cosas más, Artemisa valoró aún más si cabe el trabajo de las profesoras y educadoras, unas benditas todas. Sirva esto de homenaje.
- Resulta una actividad de lo más enriquecedora, para todos, niños, padres y profesores.
- El taller de trenzas hubiera sido mucho más limpio.
PD: Las obleas las podéis encontrar en Carrefour