Había una vez una niña risueña y pizpireta que se llamaba
Martina (conocida por estos lares como cachorro), amiga de sus amigas, prima de
sus primos, nieta de sus abuelos, y mucho más, para ella la familia es la
institución más sagrada, por delante de las Monster Highs. Sus amigos también
se pueden contar por centenares, dejémosla aún es pronto para enseñarle la
diferencia entre amigos y conocidos. Ahora bien, en su clase hay una niña que
se llama Julia, desde P3 intentando ser su amiga, pidiéndoselo directamente
como hacen los niños ¿Martina quieres ser mi amiga?, y Martina venga a darle
calabazas, venga a hacerse la interesante, y la pobre niña rubia, pues nada, al
día siguiente lo volvía a intentar, y así transcurrió P3. Empezó P4 y Martina y
Julia compartían alguna actividad extra-escolar, y a la salida de la misma,
Artemisa ya empezó a observar cierto acercamiento, aunque Martina seguía
haciéndose la chula. Este curso ya estamos en P5 y el acercamiento Martina vs
Julia parece más notable, hasta ayer mismo, que Martina y Julia se encontraron
en la piscina municipal y estuvieron jugando todo el rato, hasta salir arrugadas
como pasas, e incluso se autoinvitaron a sus respectivas casas. Artemisa ante
semejante acercamiento, compenetración y entendimiento le pregunto a Martina si
Julia era su amiga, a lo que Martina contestó que sí, Artemisa le preguntó y eso, si antes no erais
amigas, Martina dijo ya, pero es que sabes que pasa mamá, es que Julia todos
los días preguntándome quieres ser mi amiga, y yo no, y otra vez me lo volvía a
preguntar y yo no, hasta que llegó un día que no me lo preguntó más y entonces
ahora sí somos amigas.
PD: El dibujo es de aquí de mi Santo