Mi experiencia en Blanco (la tienda)

Nada más entrar el perfume embriagador del plástico me cautivó, en primera fila estaba el bolso leopardo que una Sister and Dresses había adquirido recientemente. Y allí estaba yo (como diría la canción de Kamela) rebuscando, y viendo como el resto de compradoras hacían cola para pagar y ninguna de ellas llevaba el vale que yo sí poseía. Me sentí poderosa, jajajaja (risa de malvada de película) y me repetí a mi misma aquella frase que tanto me gusta “La información es poder”. No iba a por nada en concreto, a decir verdad no tenía ninguna necesidad imperiosa de comprarme nada, solo tenía la obligación moral de "shop addicta" de hacer uso del vale, de lo contrario hubiera sido una mancha en mi expediente.

La primera prenda que detecté como firme candidata a venirse conmigo, fue un bonito trech estampado de cuadros. Era muy original y me enamoré perdidamente; me sentaba tan bien, pero no lo necesitaba, ya tengo dos, es una prenda de entretiempo y desde que la tierra está que arde con el calentamiento global ya no hay entretiempo que valga. Traté de ser fuerte, lo dejé allí, salí de Blanco y me fui a la Loja do Gato Preto a buscar cosas para decorar mi casa y esperar que se me pasará el calentón. Media hora después volví y pasé del Trench, pero vi un jersey fucsia de flores y con un lazo, más británico no podía ser, me di miedo a mi misma, haber pasado mis vacaciones en Londres me había herido de muerte. Me lo probé en versión chaqueta (sin lazo) y en versión jersey, era muy bonito, nada discreto, muy floreado y fucsia en su máximo esplendor. Volví a reflexionar conmigo misma y a decirme primero que ya tengo una edad y segundo con qué iba a combinarlo (pues con tejanos, vestidos negros, pantalones negros, faldas negras….) y lo volví a dejar en su sitio (miento, en la pila del probador). Entonces vi una chaqueta básica marrón que me combinaría perfectamente con mi vestido Mango, y eso fue lo que compré, una triste, sosa e insípida chaqueta marrón chocolate, y todo por hacerle caso a mi lado racional y no dejarme llevar por la luz y el color. Bueno, la nota brillante se la puse comprándome un collar dorado que valía 2 euros y me costó 1,60 vamos, por ese precio quién no añade un poco de brillo a sus outfits?

Ajunto fotos de mis compras, de las No compras no ha habido manera de localizar ninguna foto en la red.

La sosa chaqueta marrón:

El collar dorado:

PD: Tened cuidado con el aroma embriagador del plástico de Blanco, tiene efectos secundarios. Yo iba al centro comercial a comprar unas entradas, para ir al cine con mi hija a la sesión matinal del domingo y me vine sin ellas. Estáis avisadas.