RECUERDOS INFANTILES

Cuando Artemisa era pequeña vivía en un barrio de una gran ciudad, digamos que llamado Montmatre, era un barrio sencillo, humilde, de gente trabajadora que había emigrado del sur de España buscando una vida mejor. Artemisa vivía en un bloque donde su vecina de abajo era su “más mejor” amiga, y con la que apenas se llevaba 12 días de diferencia, como ya digo era hace mucho tiempo, y los niños iban a casa de sus vecinos a jugar cada día, o incluso aprovechaban esos “parones técnicos” en la entrada del edificio, en los que sus mamas cotilleaban, para ponerse a jugar juntas. Con el tiempo Artemisa ha comprendido que lo que hacían sus mamas mientras ellas jugaban, no era cotillear (bueno, tiempo había de todo) sino Debate Gastronómico, algo así como discutir por qué al gazpacho andaluz la del segundo no le ponía pimiento verde y la mamá de Artemisa sí. Incluso otros grandes descubrimientos de la gastronomía cordobesa frente a la malagueña (de donde es la mamá de Artemisa), como los flamenquines o las gachas, pero este apartado lo dejo para otro post. Cuando Artemisa iba a jugar a casa de su vecina, su mamá siempre le recordaba la norma de oro de la convivencia vecinal; cuando se pongan a cenar te subes (añadiendo la consiguiente retahíla de madre plasta que os ahorro). Pues bien, Artemisa en esa situación límite de aprovechar al máximo el tiempo de juego, ella misma se permitía la licencia,  mientras están poniendo la mesa todavía mi madre me deja, y era así como veía desfilar los manjares que sus vecinos se disponían a cenar algunas noches. Y en la retina de Artemisa quedo grabado para siempre esa extraña mezcla que su vecino tomaba como ensalada, y que no era nada más que una naranja troceada con una lata de atún. No hace falta decir que la mamá de Artemisa se acostumbro a esa mezcla y también la preparaba, con variaciones como la sustitución de la lata de atún por una de sardinas.

Este recuerdo infantil quedó ahí, aletargado en la memoria de Artemisa, hasta que un día hizo un clic su memoria y volvió a recordar las cenas de Rafael  (el papá de su “más mejor amiga” de entonces).

Y Artemisa que se declara fan incondicional de la fruta en los platos principales, el gran clásico: la pizza tropical, a los revueltos de verduras con salsa de soja y pera, las ensaladas en verano con melocotones , nectarinas, albaricoques o paraguayos (lo que pille), los canónigos con fresas en primavera, el gazpacho andaluz con sandia y/o cerezas, pues a continuación os deja su particular interpretación de la naranja con atún. Espera que os guste tanto como a ella.

LASAÑA DE LENTEJA PARDINA, NARANJA Y VENTRESCA DE ATÚN

INGREDIENTES

1 bote de lenteja pardina (la que ya viene cocida)

1 naranja, dulce si es posible

Varias láminas de atún en aceite de oliva virgen

1 poquito de lechuga picada

sal

aceite

crema de vinagre de Modena

PREPARACIÓN

Cortamos la naranja en rodajas finas

Colocamos una capa de naranja, una capa de lenteja, un poco de atún, y así sucesivamente hasta que tenemos una especie de lasaña montada.

Ponemos un poco de lechuga para decorar

Aliñamos al gusto.

Qué os parece? Es muy fácil, completa y nutritiva y si contáis con todos los ingredientes os puede facilitar un buen entrante en cualquier época del año.

Qué vagi de gust!!!!